“De la abundancia del corazón, habla la boca”
Esta es una hermosa frase que escuche de labios de “Don Luis Bocanegra” un campesino, cultivador, enamorado de su tierra, del campo, de ese cielo que ha visto desde niño, del cantar de los pájaros y hasta como el mismo dijo: “del gallo que es el despertador que tenemos los campesinos”, en mi opinión una excelente persona que habla con esa sabiduría ancestral que no se consigue en las universidades, con títulos o investigaciones.
Una persona preocupada por el futuro del campo, de su familia y de quienes según él nunca han sentido realmente la naturaleza. Junto con otros campesinos plantean ideas sobre Desarrollo Sostenible ,agricultura urbana , y no se cuantas más cosas, claro, con sus palabras. No son o se creen ambientalistas, no conoce Green Peace, pero cada día al despertarse trabajan en pro de estos objetivos, porque a pesar de que muchos de ellos han vivido en carne propia la crueldad de ese conflicto armado del que desde lejos nos quejamos, siguen en pie, siguen adelante, se han agrupado y están generando alternativas de desarrollo para sus comunidades.
Creo que conocerlos fue una gran experiencia sobretodo porque ocurrió en el marco de un evento donde al mismo tiempo que compartían todo ese conocimiento e irradiaban algo tan bonito, se planteaban los retos a los que tendrá que enfrentarse la agricultura de nuestro país, veia a don Luis ó a doña Maria, una indígena dedicada a la preservación de semillas nativas atentos a la discusión sobre propiedad intelectual,normas fito y zoosanitarias, biodiversidad, transgenicos , patentes, Ley de aguas , seguridad alimentaría , y demás preocupaciones resultado de esos mal llevados procesos de integración.
Al tiempo que pensaba y de una u otra forma me sentía feliz, veia a tantas y tan distintas personas, todos preocupados por lo mismo, estrechando lazos, creando alternativas, cuasi qué volviendo a sus raíces, reconociendo el valor y la importancia de nuestros campesinos y pueblos indígenas otrora menospreciados y me senti feliz porque ahora puedo trabajar en lo que me encanta con las cosas que se hacer, porque cada día estoy más convencida de que no hay causas perdidas, de que cada vez más personas se interesan, se suman y pueden crear nuevos escenarios, y sobretodo, porque además recordé que es importante tener la mirada en las estrellas, pero los pies bien puestos en la tierra, para que “de la abundancia del corazón” no solo hable la boca, sino también los hechos.